Hijo mío
Quiero que sepas que la Divina Voluntad es un poder muy grande al cual el hombre no se debe oponer cuando se le manifiesta. La mejor actitud ante lo que es contrario a la voluntad humana es la resignación y la aceptación total, pero el hombre lucha sin sentido como si pudiera vencer a su creador.
En vano se disgusta el hombre ante los juicios divinos, sin meditar que estos vienen de la mente divina, que es inmutable en sus decretos.
Yo siempre veo con infinita claridad que es lo mejor para el hombre, y ciertamente la calamidad le llega en momentos inesperados pero todo tiene su propósito celestial. En mi Divina Voluntad tengo un plan para cada ser humano y esto está predispuesto de una manera perfecta para ofrecerle todos los medios necesarios de su salvación.
El hombre debe alabar la Voluntad Divina y conservarla como un Divino Tesoro, como un amigo fiel que en su providencia está pendiente de su propio bienestar. La oración logra gracias especiales para mitigar la dureza que existe en algunas decisiones divinas, el hombre puede pedir con fe y Yo considero toda oración y siempre estoy dispuesto a responder.