El Padre Eterno
Tú me glorificas hijo mío, porque escuchas mi llamado y deseas estar conmigo. Tú me glorificas cuando decides que Yo soy más importante que todas las cosas de tu vida.
Tú me glorificas cuando empiezas tu día conmigo y me haces la parte más importante de tu día. Tú me glorificas cuando levantas tu espíritu en deseos de complacer mi Divina Voluntad, cuando deseas ver con el espíritu y olvidar las cosas de la tierra.
Tú me glorificas cada que me recuerdas con amor y deseas encontrar la perfección, pues quieres ser perfecto como Yo soy perfecto. Tú me glorificas cuando deseas el bien de toda la humanidad, tanto físico como espiritual, pues piensas con los mismos pensamientos míos. Tú me glorificas cuando haces mi Voluntad que es que todos sean santos. Y aunque en tu pequeñez no me entiendas claramente, porque Yo soy Espíritu, Tú me glorificas cuando tu corazón y tu alma arden con deseo de ser santo como Yo soy santo. Tú me glorificas cuando te entregas totalmente a mí.