Jesús
Hijo mío,
Es necesario que medites diariamente mis sufrimientos, recorre todas mis llagas, sangre, lágrimas, dolores y angustias. Como ser humano, Yo, el Dios encarnado, fui rechazado aun antes de mi nacimiento, pues Mi madre y San José no encontraban un lugar que les diera albergue.
Nací en la pobreza y en ella viví toda mi vida, todo eso fue parte de mi abnegación, la cruz que Yo quiero enseñarle a todos. No necesitaba exponerme al sufrimiento, pero lo hice para conseguir la Salvación de la humanidad, incluyendo mi sacrificio de muerte en la cruz como parte de mi ofrecimiento total al Padre Eterno. Y en mi trabajo como Salvador también participó mi madre, pues su alma estaba unida a la mía, ella vistió mi Divinidad con la carne y sangre de su sagrada humanidad, así que como Dios Yo le permití estar unida en mis sufrimientos y por eso debe ser honrada como Madre Dolorosa, Co Redentora de la humanidad.
El sufrimiento continúa sirviendo como ayuda espiritual para todos, es mi cruz, una purificación que lleva a la conversión y a la remisión de los pecados.
Mi sacrificio en la cruz ha sido perpetuado de una manera espiritual por medio del Sacerdocio que Yo instituí, para que todos puedan vivir mi muerte y recibirme como alimento para sus almas en la Sagrada Eucaristía.
En cada Santa Misa, la humanidad ofrece agradecimiento al Padre Eterno a través de mi Sagrada Humanidad inmolada para el perdón de todos los pecados.
Toda la humanidad fue redimida por mi muerte en la cruz, todos fueron salvados, pero no todos me aceptan como Dios y Salvador, por esto muchos se arrojan al pecado y permanecen rebeldes en su obstinación despreciando mi sacrificio para perdonarles.
Medita profundamente mi sacrificio por la humanidad, vívelo cuando me recibes sacramentalmente y cuando haces tus oraciones, ofréceme al Padre Eterno para la conversión de esta humanidad tan necesitada de la Misericordia Divina.
Mensajes de Jesús, María
y Dios el Padre.
Mi sacrificio por la humanidad
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