El Niño Jesús - Testimonios . Visiones -
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Es un privilegio divino poder tener
un acercamiento a la Divina Infancia del Niño Jesús. Jesús es el
mismo ayer, hoy y siempre, nos ha llamado a ser como niños para
poder poseer el Reino de los Cielos. Mateo 19:14
Como una gran ayuda en la vida espiritual, el Señor ha revelado
estos mensajes y ha concedido estas visiones, que no son solamente
para la persona que los recibió, sino para todos los que quieren
acercarse a Dios con un corazón humilde, inocente y puro como el de
un niño.
En la impotencia de la debilidad de un niño, Dios nos envía la
Gracia que nos permite estar siempre en la Presencia de Dios con un
espíritu inocente, y la sagrada infancia de Jesús nos dan compañía
para nuestro beneficio y para su glorificación.
Como instrucción espiritual de gran valor el Señor ha revelado que
todos los que acogen esta devoción a su Sagrada Infancia le
proporcionan un bálsamo para sus llagas y le hacen olvidar los
dolores de su pasión.
En el año 1636 el Señor le hizo a Santa Margarita María Alacoque,
una promesa: “Todo lo que quieras pedir, pídemelo por los méritos de
mi infancia, y tu oración será escuchada”.
En este camino espiritual con la infancia de Jesús nos identificamos
con él como niños, y así resalta una enseñanza que consiste es mirar
el pecado y las preocupaciones como cosas de los grandes.
José de Jesús y María
Habla Jesús
Hijo mío, te hablo desde mi Sagrada Humanidad en su Divina Infancia.
Eres mi gran consuelo por tener esta devoción que sirve como bálsamo
para mis llagas, que me distrae de los dolores de mi pasión, que me
conforta cuando tantos me olvidan y me tratan con tibieza, que me da
compañía porque soy un Dios rodeado de la indiferencia de mis criaturas.
Yo soy el mismo ayer, hoy y siempre. El que me ama verdaderamente en
Espíritu y en Verdad es un perfecto adorador.
Cuando yo vengo al
altar a través de las manos del Sacerdote, renazco de nuevo a través del
vientre de la Iglesia; en la hostia consagrada soy el Niño Jesús que
nace de nuevo al mundo como cuando salí del vientre de mi madre y
también soy Jesús crucificado, conteniendo en cada hostia consagrada mi
pasión, agonía y muerte, mis santas llagas, sangre, agua, dolores,
lágrimas y angustias y también las de mi madre santísima. Yo soy Dios,
infinito y eterno, por eso muchos seres humanos no me alcanzan a
comprender, a menos que abran su corazón a las enseñanzas del Espíritu
Santo.
El mundo de hoy vive en la intelectualidad y la razón, por eso está muy
lejos del Reino de los Cielos; en cambio el Reino de los Cielos es de
los niños y de los que pueden ser como niños, a ellos los acojo con toda
la ternura de mi corazón.
Habla tu Niño Jesusito:
Yo soy tu pequeño amiguito y quiero darte mi continua compañía. Yo he
venido a santificar tu alma.
Quiero hablarte sobre algunas de las visiones que te he dado para que me
comprendas mejor, ya que de esta manera te muestro lo que siento por
toda la humanidad. También les hablo a los que lean este mensaje para
que puedan entender el llamado que les hago desde mi sagrada infancia.
Descendí de los brazos de mi madre como te mostré en una visión, para estar
contigo, para ofrecerte mi compañía y para compartirte mi alegría.
Yo quiero compartir
mi reino a través de la variedad de las ciencias y regalos que yo le doy
a los seres humanos, así te doy a entender en la visión de los colores
donde yo estoy listo para pintar. Y es que quiero participarte la Ciencia
Divina, que es la más importante de todas las ciencias, pero la más
despreciada, por medio de la cual el hombre puede conocer a Dios.
En la visión como
jardinerito aparezco echándole agua a las flores, pues yo miro las almas
tiernamente como miro las flores y deseo darles a todas el bautismo para
que se puedan salvar.
En otra visión
permití que tú me echaras agua en el pie, recordando como me hice
bautizar de Juan el Bautista, y también para darte confianza, pues Yo
soy Dios y hombre, soy tu amiguito fiel.
Te mostré que soy el
Rey del mundo, y en forma infantil me viste con el mundo en la mano como
si fuera una pelota.
También te mostré
como soy la Luz del mundo, y como por donde camino ilumino con la luz de
mi Presencia.
En un momento de
ataque del enemigo me necesitaste y me mostré como tu Divino Niño
Protector sobre un trono glorioso.
Te he mostrado muchas visiones de almas en necesidad de Dios, y te he
hecho ver tu humanidad como la de un niño para reafirmarte tu fe de
niño.
Te he concedido
mucha familiaridad conmigo, te he abrazado, te he agarrado de la mano,
me has visto con tu camisa puesta, me has visto en tu escritorio leyendo
en tu tableta, te he invitado a tomar cafecito, te he mostrado como mis
pies salen de tus pies, en fin, te he comprobado como estoy contigo, yo
en ti y tú en mí.
Te he enseñado a no
ser tentado por el pecado, pues ya miras todo eso como cosas de gente
grande, y tú no estás interesado en ofenderme porque estás conmigo.
La voluntad del
Padre es que todos sean santos, así que esa es la ley divina: Sed santos
como yo soy santo.
Sin embargo, al entrar en mi infancia tú ya no necesitas regirte por la
ley, sino por mi Gracia, ya estás en mí, que soy la Santidad.
Yo soy el camino, la
Verdad y la Vida. El camino de mi infancia es como una autopista de alta
velocidad, que conduce por la santidad a mi Reino. Honrar mi Divina
infancia se puede llamar en términos humanos como el camino de la
santidad prematura, con la diferencia de que no es obra humana sino
divina.
Tú has aceptado mi
llamado, y así deseo que todos lo hagan.
La mejor forma de
conocer mi infancia es enfocando la Sagrada Humanidad de mi madrecita
santa.
Ella es mi creación
perfecta, en ella puedes ver el alma de niño que yo deseo en todo ser
humano.
Pídele a ella que te llene de su Espíritu de Pureza, Inocencia, Humildad, Santidad
y Entrega; de su corazón lleno del deseo y el querer divino, de su alma
llena de la Divina Voluntad.
Yo vine al mundo a
una cueva oscura, fría y a un lecho duro. Ese pesebre se repite en los
tabernáculos, lugares oscuros, fríos y duros para mí.
Peor aun es el
pesebre de las almas, que me reciben y me hacen prisionero en su
oscuridad, frialdad y dureza.
Únete a mi madrecita para que me ofrezcas con ella su Luz, Calor, Amor y
Ternura, para que disipe la Oscuridad, Frialdad y Dureza de las almas.
Para que logres
tu perfección haz con frecuencia esta oracioncita.
Yo deseo y quiero ardientemente que no sea yo quien vive sino Cristo
Jesús y María Santísima que viven en mí. Que no sea yo quien vive sino
el Niño Jesusito y la Niña María que viven en mí.
Amén.
Hermoso anécdota
Yo le dije, Niño Jesusito, yo te adoro y me gustaría darte algo bien
hermoso, como el sol y las estrellitas.
El me respondió: compañía.
Yo le dije de nuevo, pero Niño Jesusito, es que tú te mereces algo mejor
que mi compañía, algo de toda esta hermosa creación por que tu eres
nuestro pequeño reyecito.
El me respondió: compañia, compañia, compañia.
El Niño Jesús -
Quieres volverte como un niño?
Testimonio. Mi esposa se sentía un poco
celosa de ver que yo he podido llegar a esa intimidad con el Niño Jesús.
A pesar de que ella también es muy espiritual, ella quería también estar
más unida al niño Jesús. Entonces una noche yo le dije, escribe en un
papelito esta frase y la colocas en nuestro altarcito: Yo soy Ofelita
del Niñito Jesús y de la Niñita María.
Y le dije que a manera de oración antes de dormirse debería repetir esa
frase muchas veces. Ella lo hizo y a los pocos días empezó a tener
sueños y visiones con el Niño Jesús.
El Niño Jesús -
Testimonios familiares
Testimonio 1.
Nuestra hija llamó desde Australia un poco asustada, le dijo a mi esposa
que la había visto en un sueño y que ella tenía un hijo pequeñito y lo
estaba arrullando. Nosotros le confirmamos que como tenemos esta
devoción del Niño Jesús y lo tratamos como nuestro niñito, ella había
recibido esto para confirmarnos a nosotros y a ella la importancia de
esta devoción.
Testimonio 2. Nuestra otra hija en Estados Unidos está muy
entusiasmada con esta devoción al Niño Jesús, y escuchando todas las
visiones y testimonios está muy contenta. Nos llamó para contarnos que
su hijo de 8 años tuvo un sueño en el que la vio con un niño pequeñito
hijo suyo y que ese niñito también estaba muy cariñoso con él. Ella le
respondió, pues claro, es el Niño Jesús.
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